¿Sientes felicidad al gastar? Tu problema es de inteligencia emocional
Todas nuestras decisiones son tomadas con una emoción, el asunto es que, cuando tienes un problema emocional, repercute directamente en tus finanzas. De hecho, primero sentimos, tomamos la decisión y luego usamos la razón para justificarla ¿Has dicho la frase “Me lo merezco”?
En el campo financiero, los sentimientos pueden llevarnos a realizar compras impulsivas o a invertir de manera inapropiada nuestro dinero si no las procesamos de forma adecuada. Por eso, es indispensable que desarrollemos nuestra inteligencia emocional con el objetivo de tomar decisiones acertadas y bien analizadas.
Ahora bien, ¿cómo podemos manejar las emociones correctamente con el fin de alcanzar nuestra libertad financiera?
El valor detrás de la inteligencia emocional
Las emociones son reacciones y, la inteligencia, la capacidad de entenderlas y manejarlas. Entonces, se entiende por inteligencia emocional a la habilidad de reconocer nuestras emociones, entender de dónde vienen y para lograr administrar el dinero correctamente. Por eso, en la toma de decisiones financieras, la adrenalina, la tristeza o la euforia son protagonistas, ya que, en ocasiones, pueden alejarnos de la estabilidad económica.
Ser una persona inteligente emocionalmente implica apelar a la racionalidad sabiendo distinguir entre el simple deseo y la necesidad. Se trata de una capacidad que resulta clave en cualquier proceso financiero más allá de la edad de cada persona.
Las emociones influyen un 70% en nuestras decisiones financieras. Fuente: Banco de Sabadell
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Además, tener inteligencia emocional puede ayudarnos a diferenciar entre gustos personales e influencias sociales porque muchos gastos se ejecutan debido a que un producto o servicio está de moda, todos lo tienen y, por ende, se activa un inexplicable deseo por adquirirlo. Por ello, tienes que preguntarte: "¿Lo necesito?" Si no es así, no lo compres.
Por ejemplo, yo amo el color rojo, como se podrán dar cuenta. Intento comprar todo en rojo si es posible. En mi cocina tenía un air fryer negro; un día fui a la tienda y lo vi en mi color favorito. Inmediatamente mi cerebro dijo "¡Cómpralo!", pero me detuve un segundo y supe que no lo necesitaba. ¿Qué aprendí? si quieres que el dinero sea tu aliado, tú tienes que ser el suyo también, construir una relación con el dinero es fundamental.
Por otro lado, tener un presupuesto suena fácil, pero el 90% de las personas no tienen uno y la mayoría gasta más de lo que gana, lo que los lleva a usar sus tarjetas de crédito. Se trata de una decisión que sabemos el riesgo que hay detrás, siempre y cuando apelemos a la racionalidad. Sin embargo, entran en juego variables psicológicas que desvían nuestras decisiones racionales hacia compras conocidas como “gastos hormiga”.
Estos se caracterizan por ser de montos pequeños y efectuados bajo la lógica del merecimiento. Son gastos de costos bajos que, si resultan ser acumulados y reiterados, pueden convertirse en eleantes. Por ello, para modificar estos comportamientos negativos, es necesario comprender cómo funciona la mente.
Decisiones financieras: qué rol juega nuestra mente
El cerebro despierta la dopamina y la serotonina, neurotransmisores que generan, entre otros efectos, ansiedad, pánico y necesidad de comprar. Entonces, cuando a un producto o servicio lo consideramos “prioritario” sin que en verdad lo sea, ya sabemos que se debe a la incidencia de estos neurotransmisores.
Por ejemplo, en el campo del marketing y la publicidad se recurre a la humanización del producto o servicio, ya que se busca apelar a las emociones de las personas con el objetivo de generar la necesidad de comprar. ¿Has sido víctima del marketing? Famosas ofertas de 25%, 72 horas u ofertas flash que te generan necesidad de gasto.
Durante el 2020, el 67% de los latinoamericanos se vieron obligados a reducir sus compras compulsivas a raíz de la mala administración de sus ingresos. Fuente: Think with Google
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¿Cómo podemos manejar nuestras emociones de manera inteligente?
Disminuir la tentación de compras innecesarias requiere de entrenamiento. Estas son cuatro ideas para ser estratégicos al momento de comprar:
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¿Realmente la necesito? Antes de hacer una compra, es clave que nos formulemos esta pregunta. Como consecuencia, podremos diferenciar claramente entre necesidad y deseo.
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Dejar la tarjeta en casa. Si bien parece un punto poco relevante, la realidad es otra. Lo recomendable es tener encima la tarjeta únicamente cuando se va a realizar una compra ya planificada. De esta manera, no caeremos en la tentación ante las promociones u ofertas que no esperábamos encontrar.
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Comparar precios. Antes de ejecutar una compra, lo ideal es corroborar que el producto o servicio se encuentre en un rango de precio justo y no más caro que en otros sitios. También, se recomienda analizar las formas de pago y evaluar cuál es la mejor opción para nuestra economía.
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Buscar entretenimiento gratuito. Por lo general, se asocia el entretenimiento con grandes gastos. Sin embargo, existe una amplia variedad de actividades que son gratuitas y están a nuestro alcance; por ejemplo, pasear al aire libre o andar en bicicleta. Esforzarte por encontrar formas creativas en satisfacer el deseo y el capricho es tan importante como evitar los gastos hormiga para calmar las emociones más fervientes.
Un #Tip muy importante es que antes de comprar hagas el cálculo de ese gasto hormiga. Digamos que todos los días, de lunes a viernes, compras un café antes del trabajo en $2. Suena poco, pero en un mes ya gastarías $40 y al año $480. Este pequeño cálculo te abrirá la mente en temas financieros.
En conclusión, cuando tienes un presupuesto puedes destinar un porcentaje a tus gastos hormiga, por ejemplo, un 15%; y para cumplir con este límite, te aconsejo que tengas este porcentaje en efectivo para no gastar demás.